Ni una palabra… o terminarás muerto, decía la nota anónima que recibió Simón sobre el perro muerto que descubrió en un campo. Simón permanece en silencio, glacialmente, por semanas. Poco a poco, descubre más sobre el móvil del crimen: la granja de Hubert será demolida para construir allí un centro comercial. Como Hubert se niega a vender, es amenazado, golpeado y su granja incendiada. Simón y su amigo se encuentran en peligro de muerte.