Mortina y su amigo, el galgo albino Mustio, viven con la tía Angustias y pasan los días jugando con los fantasmas de Villa Decadente. Un día, por sorpresa, se presenta en la Villa el primo Dilbert, un niño muy esnob y estirado, diciendo que ha recibido una misteriosa invitación. Mortina no sabe nada de eso, y la tía Angustias no aparece por ninguna parte, como si se la hubiese tragado la tierra. Y por si eso no fuera suficientemente extraño, también llegan de visita, con una invitación parecida, algunos niños del pueblo amigos de Mortina.