Ana Pez apuesta al juego de interactividad posible en el libro impreso en un tiempo en el que estos proyectos parecen limitarse al terreno electrónico. Impreso a dos tintas y con un inteligente uso de unos lentes de acetato rojo que hacen invisible la tinta naranja, este libro plantea dos recorridos: el que emprende un niño escondido en una caja de cartón, convencido de que es invisible, y el que hacen los adultos que se topan con este personaje, sin alcanzar a ver lo que él descubre: una selva poblada de animales feroces, un viaje al espacio, un mar lleno de peces y sirenas y otros divertidos paisajes.