La niña de este cuento vive en un faro, junto a una playa en la que cada mañana recoge los corazones heridos que quedan allí varados. Ella se ocupa de cuidarlos para que vuelvan a latir con fuerza. Porque un corazón debe estar alegre para poder amar a los demás. Pero... ¿Quién cuida del corazón de la niña que vive en el faro? El suyo también necesita que lo cuiden. Ella no lo sabe, pero está más cerca de lo que imagina.