Los diarios del primer hombre y de la primera mujer nos ubican en el momento en que se conocen y comienzan a enamorarse, en un marco donde cada objeto espera, ser descubierto y nombrado. Las anotaciones de ambos diarios son simples esbozos de la vida cotidiana: un inventario de sorpresas, de enojos y pasiones, escritos con la inocencia y la inexactitud que sólo puede tener alguien que por primera vez se enfrentan al mundo.