Ahh, esos sábados soleados con sus relajantes baños de burbujas con suavizante y esas pláticas prendidos del tendedero, donde se entonaban canciones al ritmo de La cucaracha... Todo eso ha cambiado desde que Tino perdió su par. Ahora tiene que vivir en el cajón de los calcetines sin par, o dormir aterrorizado debajo de la cama entre pelusa y una canica perdida. Si tan sólo Tom regresara pronto... así volverían a ser el para de calcetines azules más alegre del cajón.