A Cu Canguro le gusta saltar con su nueva cuerda favorita y jugar hasta ensuciarse las zapatillas. Pero un día, al intentar meterse nuevamente en la bolsa de mamá, descubre que no puede entrar: ¡está ocupada! Enojadísimo, muestra los dientes, patalea y sale en busca de una nueva bolsa: una que sea sólo para el.