Durante toda su vida, Hà sólo ha conocido Saigón: la emoción de sus mercados, la alegría de sus tradiciones, la calidez de sus amigos y la belleza de su papayo.
Pero cuando la guerra llega a su ciudad, ella y sus familiares se ven obligados a huir del país. Hà descubre en Estados Unidos la frialdad de los extraños, la insipidez de sus alimentos, la extrañeza del paisaje... y la fortaleza que desconocía en sí misma y en su familia.