Si nos paramos a analizar la cantidad de tiempos muertos que hay en nuestra vida cotidiana, y nos imaginamos unas lecciones ideadas para que se puedan estudiar en 30 minutos, veremos que aprender o perfeccionar el inglés es perfectamente posible y está al alcance de todos.
Hoy en día resulta habitual tener alguna amistad o mantener cualquier tipo de relación social con una persona de habla inglesa.