El zapatismo ha sido el movimiento agrario por antonomasia en México y en América Latina; su caudillo, Emiliano Zapata se convirtió en el símbolo de la lucha por la tierra, la libertad y la justicia campesinas a nivel internacional.
Su historia es la de una resistencia ancestral de los pueblos originarios del estado de Morelos y zonas aledañas por defender sus tierras y sus recursos naturales ante el avance de las haciendas y de la economía mercantil. El zapatismo luchó por el cumplimiento de su programa agrario, expresado en el Plan de Ayala, entre 1911 y 1919. Fue el movimiento más persistente de la revolución; combatió sucesivamente a los gobiernos de Porfirio Díaz, León de la Barra, Madero, Huerta y Venustiano Carranza. Llevó a cabo la más profunda reforma agraria y la transformación de las estructuras políticas y económicas de las zonas que estuvieron bajo su dominio. La reforma agraria que se realizó en México durante el siglo XX no se explica sin la Revolución Mexicana y sin el zapatismo, al igual que el movimiento campesino independiente, que ha hecho del zapatismo y de Zapata un componente central de sus luchas y reivindicaciones hasta la actualidad.