La tradición cristiana desde hace siglos ha reprobado tajantemente los sacrificios humanos, la fornicación sin fines reproductivos, la embriaguez y la gula. Cuando los españoles arribaron a tierras americanas, se toparon con las costumbres aberrantes de una sociedad pagana, hereje, que necesitaba salvación. En Los pecados de la carne en el Nuevo Mundo, la autora analiza cómo los evangelizadores buscaron reconfigurar la realidad de los vencidos mediante el control de la carne, la sangre y otros fluidos, y cómo se impuso un cristianismo que afianzó la monogamia y el patriarcado. Este libro reconstruye la religiosidad prehispánica y explica cómo la historia que conocemos sobre la Conquista no pudo haber sucedido de ninguna otra manera.