Que Europa quedara destrozada durante medio siglo por las dos grandes guerras no fue razón suficiente para que la música continuara alcanzando un formidable desarrollo. Alemania, una de las protagonistas esenciales de la contienda, prosiguió su glorioso camino iniciado con Bach y transitado luego por Mozart, Haydn, Beethoven, Mendelssohn, Schumann, Brahms, Bruckner, Wagner... para desembocar, en pleno hitlerismo, en una nueva explosión creativa que rompió con una tradición que ya se había tensionado hasta el límite en las últimas creaciones de la etapa romántica: la armonía tradicional.