La rebelión de los Países Bajos contra Felipe II fue el mayor desafío de su reinado, dando lugar a uno de los conflictos más prolongados de la Edad Moderna: la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648).
Con el objetivo de apaciguar aquellos territorios, el rey los entregó como dote a su hija Isabel Clara Eugenia (1566-1633), quien estaba prometida en matrimonio con su primo, el archiduque Alberto.