Miguel Hidalgo fue apenas uno de rebeldes del Bajío. Aunque fue el primero y es sin duda el más famoso, el señor cura de Dolores no hablaba el mismo lenguaje ni padecía los mismos agravios ni -hasta donde se sabe- pensaba en los mismos términos o compartía los mismos sueños que quienes protagonizaron la insurrección popular más grande en la historia de Nueva España.