La II Guerra Mundial convirtió Europa en una pesadilla. Detener al ejército nazi no era solo cuestión de vida o muerte para los integrantes de las fuerzas aliadas: estaba en juego todo un modo de comprender el mundo y la vida. El Día D dibujó el fin de lo que pudo ser la hecatombe de la Humanidad. Puede decirse que, el 6 de junio de 1944, el omnímodo poder con que la Alemania nazi hostigaba a la vieja Europa comenzó por fin a tambalearse.