Esta obra pretende definir el estilo romano, el cual se percibe indistintamente en el arte militar, la arquitectura, la poesía, la moral, la política o la legislación. Y así, a medida que el lector va adentrándose en el texto, también va descubriendo todas las constantes de ese espíritu: el amor a la tierra, la pasión por la justicia, la obsesión por lo sobrenatural y el gusto por la vida, por mencionar sólo algunas.