Históricamente el Mediterráneo ha sido un espacio de entendimiento y confrontación donde Occidente y Oriente han participado en proyectos comunes y se han enfrentado política y militarmente. Sin embargo, desde el siglo XVIII las potencias occidentales han conseguido una hegemonía económica, política y cultural que les ha permitido tener un trato de dominio colonial sobre el conjunto de países árabes o musulmanes.