La libertad es el valor fundamental del individuo. Nuestros hijos son personas libres que deben comprender esa facultad como tal para que vivan con límites que les ayuden a ser felices. Si comprenden que la libertad consiste en el desarrollo de capacidades del ser humano para ponerlas al servicio de la comunidad, heredaremos una sociedad mucho mejor. Los límites no son exclusivos para los hijos, sino que sin útiles para toda persona. Tal vez si te detuvieras un momento a reflexionar sobre tu vida, podrías comprender la de tus hijos y así sabrías las necesidades que tienen, para guiarlos sin importar que seas padre o madre soltera, divorciado o casado.