La injusta condena a muerte del protestante Jean Calas, debida al fanatismo religioso de unos jueces, dio origen a este vehemente escrito. Después de exponer el caso Calas, se ilustra las ventajas de la tolerancia religiosa, Voltaire afirma que la intolerancia, no siendo de derecho divino ni de derecho natural, no puede tampoco ser de derecho humano.