Mesa 14
He derivado los derechos del poder soberano y el deber de los súbditos, de los principios de la naturaleza, solamente en cuanto la experiencia los ha evidenciado como verdaderos, o los ha establecido el mutuo acuerdo (concerniente al uso de las palabras); es decir, he derivado esos derechos, de la naturaleza del hombre, que hemos conocido por la experiencia, y por definiciones (de aquellas palabras que son esenciales a todo razonamiento político) universalmente convenidas. Ahora bien, en lo que a continuación me propongo tratar, que es la naturaleza y derechos de un Estado Cristiano, de lo cual dependen gran número de revelaciones sobrenaturales de la voluntad de Dios, la base de mi discurso debe ser no solamente la palabra natural de Dios, sino también la profética.