Frente a la crisis política e histórica de la época helenística, el filosofar se presenta como un recurso para lograr una vida feliz y serena, en un mundo inseguro y amenazado por los reveses del azar. En este contexto epicúreos, estoicos, cínicos y escépticos coinciden en que el filósofo no puede cambiar el mundo pero trata de encontrar en su interior la fortaleza de ánimo que le permita asegurar su dicha.