¿Tienen animales los filósofos? ¿Sueltan animales por sus escritos? La mayoría, ciertamente, no. Algunos sí, aunque más bien por despiste. Pero hay unos pocos que, jugándose su profesión, en el borde dinámico de lo filosófico, allí donde no se sabe bien qué territorio se pisa, no dejan de hacerlo; ellos han atravesado la historia de la filosofía mediante una horda de animales: bandadas de pájaros, manadas de mamíferos, bancos de peces, insectos-marabunta.