En esta obra Jacobo Grinberg retoma una idea compartida por los estudios fisiológicos del cerebro y la filosofía: el mundo exterior es una descripción basada en procesos y operaciones que ocurren en nuestro interior, es decir, en nuestro cerebro y conciencia. De este modo, lo que llamamos «realidad» sería un constructo basado en la activación de ciertos patrones neuronales mediante la percepción, según explica el propio autor.