Recorrer el arduo sendero de la iniciación obliga a adquirir claro discernimiento y purísima sensibilidad espiritual. Eso que representa la aspiración suprema de los genuinos buscadores de la verdad es el producto de la vida entera consagrada con ansias, en total e irrenunciable ofrenda, a los principios más sagrados, que sobrepasan los impulsos de los sentidos y las apetencias de los deseos...