Atkinson expone que hay un principio básico y fundamental que subyace todos los diversos matices de opinión y de las escuelas espirituales y es la creencia fundamental de que existe en el ser humano un ?alma?, un ?espíritu interior? que no muere junto al cuerpo, sino que persiste como una entidad que reencarna o renace. Creencia que ha acompañado al humano desde los primeros pueblos hasta la actualidad: la vida después de la muerte.