Hoy vivimos en un caos emocional tan cristalizado ya en nosotros que lo asumimos como normal y tendemos a ignorarlo hasta que algo contundente nos hace reaccionar (una enfermedad grave, la perdida de un ser querido, una depresion, una dolencia cronica...). Es entonces cuando nos ponemos en manos de un especialista, convencidos de que necesitamos un experto en esa dolencia concreta. Pero ¿y si no hubiera miles de enfermedades distintas?