El exitoso psiquiatra neoyorquino Richard Gallagher era escéptico, y no obstante se sintió intrigado cuando un sacerdote católico de creencias bien arraigadas y no creyente en sandeces le pidió que examinara a una mujer para un posible exorcismo.
Tras examinarla, Gallagher concluyó que no se trataba de una psicosis. Era, en su estimación científica, lo que sólo puede describirse como habilidad paranormal.