Hola, me llamo Amara y estoy aquí no para hablaros de mí, sino de Liam Acosta, ese guapísimo empresario que se dedica al negocio del vino en Tenerife y que sigue soltero porque quiere, pues siempre tiene a una legión de mujeres pendientes de él.
Por lo que sé, un día recibió una misteriosa llamada telefónica en la que le pedían viajar a Los Ángeles por un asunto urgente, que resultó ser, ni más ni menos, que un bebé.