El sueño del tiempo surge de la constatación de que, aunque la física y la filosofía nos enseñan que el flujo del tiempo puede ser solo una fantasía creada por nuestra mente, el tiempo biológico vive en nosotros y nosotros vivimos en el tiempo del mundo.
Además, los avances tecnológicos en la frontera de las ciencias nos han llevado a cuestionar una serie de principios sobre el sentido del tiempo que se tenían como inmutables y estaban grabados en la piedra del conocimiento, y que ahora se agrietan y se difuminan hasta desvanecerse.