¿Por qué, en pleno siglo XXI, seguimos creyendo en algo o alguien superior, llámese Dios, meditación trascendental, espiritualidad o sentido de la vida? ¿De dónde surge esta necesidad, antigua como nuestra especie, de preguntarnos por lo que habrá después o lo que está más allá? ¿Viene de fábrica o es un producto de la cultura? ¿Por qué Messi mira al cielo después de hacer un gol?