El cambio de siglo trajo consigo nuevas posibilidades de acercamiento a la escritura. Desde el traslado de la frontera entre plagio y creación, y la reapropiación y reescritura de textos ya existentes, hasta el amplio abanico de posibilidades desatado por el estallido de las tecnologías comunicativas, la escritura ha dejado de ser el espacio de introspección autora) privilegiado por el romanticismo para convertirse en una experiencia de la comunalidad contemporánea.