En todo oficio la palabra puede ser útil, incluso necesaria. En el mundo del derecho la palabra es indispensable. Nuestras herramientas, dice el jurista italiano Carnelutti, no son más que palabras.
Todos empleamos palabras para trabajar, ,as para nosotros los juristas son la materia prima precisamente. Las leyes están hechas con palabras, como las casas con ladrillos. Nosotros somos ingenieros de las palabras.