A principios de los años sesenta se publicó en Francia una obra sobre la vida en la posguerra escrita en francés por un autor novel español.
No estaba protagonizada por heroicos militantes antifranquistas, sino que contaba la infancia y juventud del propio autor, marcadas por el hambre, la educación castradora de los curas, la alargada sombra de una madre ultraprotectora y, sobre todo, el silencio.