La evolución ha moldeado nuestra mente hasta que ha llegado a ser una de las más poderosas del planeta. Sin embargo, nuestra inteligencia tiene muchos recovecos, consecuencias, anomalías y extravagancias. Desde hace tiempo sabemos que, lejos de estar basadas en el cálculo matemático, las decisiones que tomamos están al servicio de las emociones. Quizá sea esta la razón de que seamos mucho menos listos de lo que nos creemos.