La ligereza, viene a decir Lipovetsky, es la tendencia dominante en el espíritu de nuestra época (Marx habría dicho: es la ideología de nuestra época) y se manifiesta en todos o casi todos los aspectos del mundo occidental. De las artes plásticas a la industria de la energía, de la informática a las prácticas consumistas, de la educación al deporte y el cultivo del cuerpo, de la tecnología a la medicina, del diseño a las relaciones sexuales, de los imaginarios colectivos a las fantasías individuales, el fantasma de la ligereza, la miniaturización, la provisionalidad, la liberación de todas las ataduras, la evanescencia, la frivolidad y la virtualidad recorre Occidente como expresión de deseos, aspiraciones, sueños, esperanzas y utopías. La ligereza es «un valor, un ideal, un imperativo»: estamos en la civilización de lo ligero.