Del otro lado de las nubes, la pequeña ciudad de Davos, rodeada de montañas nevadas, amanecía blanca y billonaria aquel miércoles de enero. Ahí empezaban a llegar el 1% de los primates habladores más ricos y poderosos de la tribu humana. Los así llamados líderes globales. En un mundo donde las diferencias entre ricos y pobres son cada vez más abismales y los cambios tecnológicos y ecológicos tienen efectos expansivos, encontrar soluciones a la crisis humanitaria se convierte en algo urgente.