El golpe militar de septiembre de 1973 significó un
parteaguas fundamental en el esquema de desarrollo y
en la organización social y política chilena.
Apegada al enfoque monetarista y neoliberal se inicia
una serie de transformaciones que incluyen el remplazo
del Estado benefactor por un tipo de acción estatal
básicamente subsidiaria y pragmática, así como la
adopción de un nuevo patrón de acumulación orientado
al exterior con base en la exportación de bienes
fundamentalmente de tipo primario.
El sometimiento a la disciplina autoritaria, que eliminó
las anteriores formas de participación política, ha
desempeñado un importante papel en la construcción
de la nueva economía.