En el arte de comunicarnos unos con otros no basta con tener un cúmulo de buenas ideas, sino que, además, resulta indispensable manejar con habilidad y maestría la voz.
Desde los tiempos de la antigüedad, la historia registra el ejemplo de grandes hombres que gracias a una palabra fluida y clara condujeron a sus pueblos a empresas colosales.