En esta obra, Kelsen, el mayor teórico del Derecho del siglo XX, señala que Derecho Natural y Derecho positivo se distinguen por su razón de validez específica; puntualizando que las normas del Derecho Natural valen en virtud de su contenido interno, porque son buenas, acertadas y justas, y por ello mismo es evidente que no necesitarán coacción para ser cumplidas.