Como operador del sistema desde el año 2010 a la fecha, he quedado convencido de que el contrainterrogatorio es el arma más letal del sistema penal acusatorio, pues define la suerte del juicio. Un abogado que no sepa contrainterrogar, difícilmente podrá ejercer el principio de contradicción, que resulta ser la base principal de nuestro sistema penal.