En este libro, a manera de epistolario, Miguel Carbonell ofrece algunas consideraciones sobre la enseñanza del derecho, partiendo de la idea de que el conocimiento tiene propósitos no solamente individuales, sino sobre todo sociales. Es decir que debe servir para mejorar a cada persona y repercutir en el mejoramiento de la sociedad. En esa tarea de construir el conocimiento social y de difundirlo a las generaciones más jóvenes, sostiene el autor que los profesores tienen la mayor responsabilidad.