Uno se enamora de las cosas que no puede tener, de aquello que no va a ningún lado. Los imposibles resultan más seductores. Me gustaría tener un sueño en donde todo ocurre en sentido contrario a como sucedieron las cosas. Me gustaría poseer un recuerdo distinto de esa tarde del lunes 21 de julio de 1986: la tarde en la que comencé mi romance con la selección mexicana.