Perteneciente al Romanticismo Estadounidense, Washington Irving fue uno de los autores más admirados del siglo XIX. Amante de las leyendas, le otorgó a la mayoría de sus narraciones cortas una ambientación gótica, siniestra y fantástica, que fueron su sello más personal, con toques costumbristas y coloquiales; aunque ante todo, Irving fue un escritor que derramó optimismo en toda su producción literaria.