La risa, como el llanto, es una cualidad humana de la que no se puede prescindir, y la necesidad de expresar este sentimiento es sin duda el origen de la comedia. Este humor alcanza su apogeo en la literatura universal gracias a la tradición anglosajona y a las obras literal ias que surgen y se desarrollan durante el siglo XIX en toda Inglaterra. La cultura inglesa fue la primera que nos enseñó a reírnos de nuestros propios errores, e inmediatamente Francia y otros países, europeos primero y americanos después, le siguieron a la zaga.