Para Mary Shelley, los monstruos no son aquellos personajes de fantasía que nos han contado en los cuentos de hadas desde el principio de los siglos, esos que se esconden debajo de la cama o en un closet; no, para la autora los monstruos son aquellas personas con las que podemos llevar una relación cercana, alguien que ha sembrado odio y rencor en su ser, en los otros, y que actúa con violencia, con una predominante necesidad de lastimar.