Siempre que nos proponemos convencer a nuestros interlocutores, usamos determinadas estrategias de persuasión sin apenas darnos cuenta. Las aprendemos a ciegas con la propia lengua pero, no obstante, obedecen a las reglas de la lógica informal. Conviene dominarlas y perfeccionarlas consciente-mente para sentirnos cómodos en discusiones, para exponer claramente nuestras ideas o refutar las de otros que nos parecen incorrectas.