Campos de muerte. Geografía del mal no pretende ser un inventario de la crueldad, sino un fogonazo de la profunda vileza que caracteriza a nuestra especie. En sus páginas se desentraña la implacable evidencia de la sangre y las lágrimas derramadas por millones de deportados, víctimas del hambre, el agotamiento, las enfermedades o, simplemente, el asesinato.