Tirso de Molina fue un viajero, recorrió su país e inclusive visitó América; correrías que le informaron de las gentes, lo que en su obra se tradujo en variedad de personajes y en realidad en sus dramas. La experiencia del confesionario también aderezó la producción de este fraile mercedario. Destacado discípulo de Lope de Vega, pero con personalidad bien definida, el teatro de Tirso es psicológico, observa caracteres y les agrega ironía, creando un género de comedia original y de altos valores. De ese dominio realista y psicológico destaca el que tuvo de la figura femenina; con él la mujer entró realmente en el teatro, con toda su infinita variedad.