En sus remotos orígenes, el hombre habrá pensado que los recursos, naturales puestos a su alcance eran inagotables.
Y tal vez lo hubiesen sido si el crecimiento y la organización de las sociedades humanas noi se hubiera comportado de manera irracional y perniciosa para con ellos. Lo cierto es que hoy, no ya el futuro inmediato sino hasta el, presente del género humano, es preocupante.