La gaya ciencia nos sitúa en el umbral del pensamiento nietzscheano, pues en ella Nietzsche aún está ensamblando lo que constituirá la mayor peculiaridad de su obra. En el mismo escribir, fragmentario y vacilante, se ven surgir los temas que después estarán en el centro de su filosofía. Ya había atravesado el profundo valle del que injustamente se ha dicho a menudo que era su profeta: el nihilismo, tan estrechamente ligado a la creencia positivista de la ciencia, como a la creencia metafísica del cristianismo.